Autora: Patricia Crowther
Traducción: Jack Green
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La venda calló y me deslumbró la suave luz de las velas. Yo acababa de ser introducida en los Misterios de la Diosa. Mi iniciador estaba enfrente de mi, con la espada en la mano. Su cuerpo bronceado y su cabello blanco reflejaba el movimiento de las llamas de las velas. Se parecía mucho a la imagen popular de un Sumo Sacerdote.
Esa noche el viento golpeaba contra las ventanas de la granja y el único sonido que se escuchaba era el "plof-plof" de la estufa. Gerald me miró sonriendo y con los ojos llenos de preguntas. Creo que se preguntaba cómo me sentía y si sería lo suficientemente fuerte como para superar las dificultades que han de seguir siempre tras la iniciación.
En cualquier escuela iniciática se incluyen una serie de pruebas tanto para el cuerpo como para el alma. No las superamos por una vida dulce y fácil sino ciertamente por una verdadera prueba de sufrimiento (aunque se dice que el daño que inflinge no es más de lo que el iniciado, en realidad, pueda soportar). Todo depende de las influencias planetarias en el momento de su nacimiento. Si usted realmente es un Sacerdote o Sacerdotisa, la Diosa velará por usted como una madre vela por sus hijos. Si aprende a superar los obstáculos, poco a poco las cosas se conducirán en buena dirección. Tras 37 años de haber sido iniciada, debo decir que subscribo plenamente esta filosofía.
Sonreí al Alto Sacerdote, ya que de pronto comprendí que le conocía muy bien. Había algo entre nosotros, yo había conocído a esa alma en un pasado remoto. El ritual había despertado viejos recuerdos. La iniciación también puede revelar ciertas capacidades psíquicas y siempre conduce a una nueva conciencia de sí mismo.
Así como el iniciado alcanza una cierta madurez, la búsqueda del conocimiento oculto engendrará sabiduría y un crecimiento a todos los niveles de conciencia, algo necesario para la evolución del alma. Cuando la iniciación se acaba la noticia circula por los Planos Internos de que alguien ha comenzado a poner los pies sobre el Camino.
Después de una pausa, me pidieron iniciar a Arnold en los misterios. Años antes, cuando Arnold había manifestado interés por la Brujería, Gerald Gardner le dijo: "serás iniciado, pero no ahora. Debes esperar porque pronto aparecerá una mujer de cabellos claros que te iniciará. Será una ceremonia hermosa". La profecía se cumplió, aunque no sé si los demás lo comprendieron. Cuando todo finalizó los tres nos sentamos en la atmósfera reconfortable del Círculo, bebiendo del cuerno del que todo el mundo bebe. Entonces Gerald nos habló mucho sobre magia y brujería. Esa noche me enteré de muchas cosas.
Siempre me fue muy difícil de comprender todo lo que había pasado desde que me reuní por primera vez con Gerald Gardner en su casa de Casteltown. Para mí era como si hubiese entrado en otro mundo, un mundo mágico que existía desde hacía siglos, disimulado en nuestra vida cotidiana. Según Gerald Gardner, estas personas, las brujas, eran personas interesantes e inteligentes que únicamente querían lo mejor para ellas y los demás. Era una imagen muy diferente a la que había establecido la Iglesia.
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